Hemos planteado en el contexto histórico-social que nos ha correspondido
transitar, abordar la transformación de la economía rentista,
mono-productora, dependiente de la industria petrolera nacional. Es una
condición que nos refiere no sólo al período actual como causa de tales
males, o por la imposibilidad de realizar verdaderos cambios, sino que
se desenvuelve en la primera mitad del Siglo XX cuando entre 1908 y 1948
las exportaciones de hidrocarburos pasaron del 0,8% al 95% del total
nacionali.
Era una condición que ya Arturo Uslar Pietri entrando la cuarta Década
del Siglo pasado, avizoraba con preocupación, y apuntalaba sobre la
necesidad de sembrar el petróleoii,
para convertir la riqueza petrolera en riqueza nacional. En tal sentido
con esos parámetros los discursos célebres de la democracia
Cuarto-Republicana asumieron este concepto como bandera política, que
hoy siguen ocupando primeras planas y entrevistas a políticos viejos y
nuevos.
Si esa economía rentística, es una condición persistente hoy en día,
como decía Juan Pablo Pérez Alfonso, con aquella fase célebre titular de
una publicación impresa “hundiéndonos en el excremento del diablo”,
entonces ¿Cuál ha sido la alternativa planteada por la Revolución
Bolivariana para superarla?. Porque muchas veces pareciera que nos
quedamos estáticos en el tiempo y con los referentes de la democracia
burguesa, que si bien es cierto son considerados innovadores en su
contexto, no corresponden con las nuevas realidades y las nuevas
perspectivas del marco ideológico emancipador del socialismo Bolivariano
del Siglo XXI.
Es necesario revisar la política desarrollada a razón de fortalecer el
capitalismo financiero especulativo, con la implementación del
neoliberalismo en Venezuela, que produce una destrucción casi total y
absoluta de la producción nacional. Tan sólo entre 1983 y 1998 la
participación del PIB del Sector manufacturero pasó de 18% a 4,5% y del
Sector Agricultura de 16,9% a 4,5% en ese períodoiii.
Esto evidencia una fuerte concentración de intereses nacionales y
foráneos por destruir la industria nacional, de allí venimos.
Igualmente sumergidos por las trampas de los indicadores económicos
vemos como desde 1950 a 1998 el índice PIB per cápita pasó de 1,0 a 1,5iv
pero con una pobreza en el año final cercana al 70%, lo que demuestra
que la lógica apoyada en el neoliberalismo y sus directrices políticas
apoyadas en el capitalismo financiero promovían la desigualdad. La
Revolución Bolivariana ha hecho esfuerzos considerables en dirección
contraria para que la riqueza sea distribuida de forma más equitativa,
pero esto no es sustentable e irreversible si no se desarrolla sobre
procesos productivos realmente emancipadores que fomenten la igualdad
social.
Vemos con mucha preocupación que pese a los esfuerzos realizados por
avanzar en la construcción de un aparato productivo alternativo en
Venezuela los últimos años, hemos terminado por fortalecer la lógica del
Capital y sus variables determinantes, una muestra de ello ha sido el
análisis la composición del PIB Nacional de los Sectores Público y
Privado, que en 1998 eran de 34,8% y 65,2% y en 2009 30,26% y 69,98%
respectivamente, lo que demuestra un avance del Capitalismo;
especialmente el financiero, especulativo, importador, improductivo y
parasitario, pese a haber consolidado y recuperado la industria
petrolera, principal fuente de ingresos para el paísv.
Chávez siempre consciente de que era una situación necesaria de abordar
de manera urgente promovió diversas alternativas para generar una
Venezuela Productiva, en principio con el movimiento cooperativista, o
la necesidad de nacionalizar sectores estratégicos, también promoviendo
nuevas formas de propiedad productiva, apoyando modelos de cogestión con
movimientos obreros, y creando nuevos mecanismos de cooperación que
superen la lógica subyacente del intercambio comercial internacional,
que estuvo mediado siempre por los intereses trasnacionales, como
mecanismo de dominación e injerencia extranjera sobre nuestros recursos
naturales en beneficio de las grandes potencias. Lo planteó el mismo
Comandante en los términos en el que un nuevo modelo productivo no podía
desarrollarse en medio de un mar capitalista, pues estaríamos
reproduciendo el sistema, y siempre veríamos amenazado el Proyecto
Político Bolivariano por intenciones reformistas que abogan por la
restauración del Capitalismo en su plenitud, pero aún más allá; del
neoliberalismo como instrumento operativo para el saqueo de nuestros
pueblos.
Esto se plantea en medio de un proceso en pleno desarrollo de Guerra
Económica, que menoscaba la posibilidad real de hacer transformaciones
profundas, pero más por iniciativas gubernamentales que no dan con
acierto – especialmente durante el último mes – a enfrentar las causas
estructurales del problema, que en el fondo viene dado por un conjunto
de relaciones fundadas en el sistema capitalista, por cuanto las medidas
tomadas giran en torno a resolver asuntos de carácter exclusivamente
financiero, pero no combaten la mono-producción, mucho menos la
transformación de las relaciones sociales de producción. Terminamos en
consecuencia – por ingenuidad o torpeza política – convalidando un
capitalismo bueno, inexistente en realidad bajo ningún término, porque
en el caso Venezolano no es si quiera productivo al menos.
En este sentido las medidas económicas adoptadas durante el último año,
luego de la desaparición física del Comandante Chávez, han tratado de
abordar elementos que no nos permiten apartarnos del modelo rentístico
del sistema capitalista, superando apenas la lógica transitiva de la
redistribución de la riqueza petrolera para superar la desigualdad. En
ese marco referencial, es necesario hacer unas consideraciones al
respecto.
Medidas Económicas Productivas
Abordar un proceso económico productivo, debe superar las lógicas de la
economía de mercado suscritas en las casas de Bolsa, mecanismos de
intercambio, subastas y perversiones que alientan el Sistema
Capitalista. Debe abordarse las experiencias exitosas que han intentado
transformar las relaciones sociales de Producción, siendo capaces de
desarrollar un Plan de Producción Nacional en un marco de valores
coherentes con el Socialismo del Siglo XXI, donde el Estado puede tener
una participación transitoria, legislando para estimular la eficiencia
Revolucionaria en las Industrias del Estado y Fortaleciendo los
Proyectos Productivos Comunitarios permitiendo su escalabilidad. Hay que
ser autocríticos con las Fábricas Socialistas que ha asumido el
Gobierno y que han tenido un bajo rendimiento, no solo en cuanto a
productividad se refiere – en un Estado Burocrático – sino a la
capacidad de construir sustantivamente a la formación del nuevo sujeto
revolucionario.
La Participación de la Economía Social
Una economía productiva que no considere la participación activa de la
Base Social, siempre deja riesgos para involuciones o intensiones
reformistas, que pueden en un momento apuntar en la dirección del Estado
de Bienestar pero al día siguiente trasladarse muy fácilmente hacia el
neoliberalismo, como lo que viene ocurriendo en Europa recientemente. La
Economía Social solo toma fuerza con la llegada de la Revolución
Bolivariana, porque si bien es cierto es apenas incipiente con menos del
2% de la participación en el PIB Nacional, siembra la semilla para
crear un nuevo modelo productivo socialista. No es posible avanzar en
tal dirección si no aportamos cambios en la visión y conceptos de la
Economía Política, tales como brindar la oportunidad a los sectores
organizados a potenciar sus capacidades productivas, más allá de las
lógicas financieras del riesgo que generen en la apuesta por una nueva
forma de hacer las cosas. Muchas veces destinamos gran cantidad de
recursos provenientes de la Renta Petrolera para potenciar o estimular –
a veces al vacío - el sistema capitalista.
La definición de los Sectores Estratégicos
Decíamos con anterioridad que el neoliberalismo acabó a finales del
Siglo XX con la Industria Manufacturera y la Agricultura, he allí la
posibilidad de definir estas áreas como estratégicas para potenciar el
Desarrollo Nacional, potenciando igualmente la Agroindustria y un nuevo
Sector que cobra relevancia en el Contexto Mundial como lo son las
Telecomunicaciones, pero con procesos que sean apropiados
fundamentalmente por las comunidades, en principio porque atienden estos
aspectos áreas sensibles para satisfacer las necesidades básicas de la
sociedad Venezolana, y con ello garantizar la irreversibilidad de la
Soberanía Nacional, como variable distintiva de la Revolución
Bolivariana. Hemos terminado en muchos casos apostando inversión en
sectores no estratégicos para el desarrollo nacional, por ejemplo en la
industria automotriz que estimulan el consumo individualista, cuando
deberíamos potenciar un Sistema de Transporte Público Eficiente con
producción nacional. Es necesario además consolidar la inversión en
ciencia, tecnología e innovación que estimulen procesos de investigación
y desarrollo destinados a potenciar el sector productivo.
La Contradicción de Clase con la Burguesía
En diversas oportunidades hemos llamado a los Sectores Económicos del
País para que aporten positivamente en la construcción de un aparato
productivo que permita al menos en términos capitalistas, superar los
problemas de producción de la industria nacional, la respuesta ha sido
una bofetada en la cara del Gobierno, primero por la conspiración dado
su tejido de relaciones, segundo por su incapacidad de dar respuesta a
la demanda producto de haberse acostumbrado por herencia a subsistir de
la renta petrolera, y en tercer lugar por ver a los sectores sociales
como su enemigo de clase especialmente por lo que representaba Chávez y
todo su legado: el socialismo.
El Injerto Socialista y la Municipalización del Aparato Productivo
El Comandante Chávez tomaba de Mészáros la posibilidad de ir
transformando el sistema capitalista minando la sociedad con
experiencias socialistas, a partir de las cuales se creara un nuevo
marco socio-cultural que apuntara en términos de organización,
auto-sustentabilidad, capacidad de defensa y formación. Si en un Gran
Proyecto Nacional nos planteáramos la posibilidad de construir en cada
Municipio una Empresa de Propiedad Social y sobre ella estimular la
creación de Comunas y una nueva forma de relaciones sociales, estaríamos
abordando la geografía nacional con experiencias innovadoras, que
contribuirían a solventar en principio los problemas de producción
nacional, incrementaría la participación de la Economía Social en el
PIB, transformaría las relaciones sociales de producción, presionando la
desaparición del Estado Burocrático y combatiría las presiones
oligopólicas muchas veces monopólicas de la Burguesía Nacional, y
sentaría la base para la conformación de las Comunas.
El Mapa Productivo Nacional
Una de las tareas inconclusas de la Revolución está relacionada con la
capacidad de planificación de la Economía Productiva Nacional. Lo más
cercano a ello ha sido el anuncio del Plan Anual de Importaciones
anunciado para el año 2014, que como hemos visto estimula la economía de
puerto rentística, pero que vale como un esfuerzo por planificar la
economía nacional. Y en ese sentido conocer el mapa productivo nacional,
donde se determinen las conexiones de las cadenas de producción,
comercialización, distribución y consumo, para comprender
científicamente la producción nacional, es una actividad que el
Presidente Chávez en su momento comentó como necesidad fundamental.
Empleo Liberador
Uno de los aspectos fundamentales en los que la Revolución ha abordado
de manera efectiva ha sido la incorporación progresiva de Venezolanos al
empleo, incrementando progresivamente los porcentajes de formalidad.
Sin embargo, este avance no es irreversible, porque no se ha apuntado a
resolver los problemas de fondo como la formación integral y el papel
consciente del trabajador en el marco de la lucha de clases. La Gran
Misión Saber y Trabajo debe impulsar una nueva etapa liberadora que se
empalme con una política productiva para la liberación.
El Papel de los Sectores Productivos
Es cierto que aun quedan sectores productivos nacionales, que aun desean
en su marco de valores; es decir los del capitalismo, apostar por
satisfacer la demanda de necesidades nacionales, para ellos es necesario
comprender una dinámica que apueste por transformar progresivamente su
condición de relaciones sociales de producción, lo que implica por tanto
no solo generar incentivos o garantizar las condiciones necesarias para
que exploten sus máximas capacidades, sino que a la par se acompañe
mediante opciones socialistas transformadoras, como la Universidad
Bolivariana de los Trabajadores, la incorporación de las Misiones a la
Fábrica o la consolidación de los Movimientos Obreros.
La Cooperación Internacional y el Intercambio Comercial
No se concibe un nuevo modelo productivo socialista realizando acuerdos
con Nestlé, Samsung, LG, Chevron, etc. por mencionar apenas algunos de
los acuerdos suscritos recientemente, dista considerablemente de la
apuesta de cooperación internacional planteada por Chávez de las
Empresas Gran-Nacionales o complementarias que apuntan más a la
solidaridad de los pueblos que a las relaciones exclusivamente
económicas, entendiendo que toda América Latina y el Caribe se concibe
como la Patria Grande, planteada como Bloque para superar las
desigualdades sociales que han marcado nuestra historia.
SUCRE o Dólar
Cada medida que hemos tomado el último año apuntan a resignarse ante el
Dólar como moneda universal, y pareciera que abandonamos la idea de una
nueva forma de intercambio en nuestra América como el SUCRE, como
alternativa contrahegemónica, y que comprende que el socialismo en un
solo país no es posible. Es necesario retomar esa senda y transitar en
la consolidación de una moneda fuerte para América Latina y el Caribe.
“Las fábricas construidas con fines capitalistas llevan las marcas
indelebles de su “sistema operativo”, la división social jerárquica del
trabajo en conjunción con la cual fueron construidas. Un sistema
productivo que quiere activar la participación plena de los productores
asociados, los trabajadores, requiere de una multiplicidad de
procesadores “paralelos”, coordinados de la manera adecuada, así como de
un correspondiente sistema operativo que sea radicalmente diferente a
la alternativa operada de manera central, trátese de la economía
dirigida capitalista o de sus bien conocidas variedades poscapitalistas
presentadas engañosamente como “planificación"”. Hugo Chávez (Golpe de
Timón, Octubre 2012)
i Wexell, L. (2010). Economía venezolana (1899-2008) Lucha por el petróleo y la emancipación. Ed. El Perro y la Rana.
ii Algunos autores plantean que tal afirmación corresponde en realidad a Alberto Adriani.
iii Wexell, L. (2010). Economía venezolana (1899-2008) Lucha por el petróleo y la emancipación. Ed. El Perro y la Rana. (p. 238)
iv Wexell, L. (2010). Economía venezolana (1899-2008) Lucha por el petróleo y la emancipación. Ed. El Perro y la Rana. (p. 242)
v Álvarez, V. (2011). Claves para la industrialización socialista. CIM
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