Del análisis de los resultados electorales del pasado 14 de Abril,
surge dentro de las hipótesis planteadas si la oposición logró o
no socavar la base electoral Chavista. Para ello, resulta en un
primer momento afirmar tajantemente que no hubo fraude, si se estudia
con detalle el Sistema Electoral Venezolano en cada una de sus fases
no será difícil darse cuenta, que cuando el Centro Carter afirma
que es el más perfecto del mundo, no lo hace en vano, cualquier otra
interpretación está subjetivada y parcializada políticamente más
a un sentimiento que a la razón propia.
Para el año 2003 según el INE la composición social Venezolana
mostraba que las clases sociales D y E representaban el 73,34% de la
población, mientras que para el año 2012 era de 69,58%, a la par
que la pobreza se reducía para el mismo período de 79,1% a 31%.
Esto por un lado demuestra que los esfuerzos realizados por la
Revolución Bolivariana por dignificar a su pueblo han dado
resultados contundentes, y que por otro la representación social
dignificada por Chávez se mantuvo casi intacta.
Si se revisa con detenimiento los resultados electorales en todos los
niveles desde los Estados hasta los Centros de Votación ubicados en
todos los estratos sociales, lo cierto es que no sólo el voto
chavista se abstuvo sino que hubo migraciones considerables, casi
generalizadas. Esto no sólo se evidencia de forma concreta en el
análisis numérico, sino en las posteriores pretensiones golpistas
de la oposición del 15 de abril, donde sonaron las cacerolas en los
sectores que históricamente han acompañado la revolución. Lo
cierto es que las fuerzas apátridas han intentado dar un duro golpe
al “motor” del proceso: “La lucha de clases”.
El candidato de la derecha realizó una campaña de marketing
político muy inteligente, con un mimetismo que pretendió y sigue
pretendiendo emular los códigos del Chavismo. No es casual que Henri
Falcón antiguo miembro de las fuerzas políticas Chavistas fuera el
jefe de su comando de campaña, o que luego intentaran colocar a
Vladimir Villegas Director de Globovisión. La línea es clara;
confundir a nuestro pueblo, el mismo que reivindicó Chávez. Esto
nos obliga a ser capaces de diferenciarnos políticamente en discurso
y acción, para evitar confusiones en las Bases Sociales que
históricamente han acompañado la Revolución Bolivariana.
Es necesario que reconozcamos la situación actual, ello implica
procesos de crítica (al sistema) y autocrítica (ante la
presencia de contradicciones), comprendiendo que tras el
fallecimiento del máximo líder inicia un proceso de recomposición
de las fuerzas revolucionarias. Esto nos lleva a recordar aquella
intervención del Foro Internacional de Filosofía del año 2011,
cuando el Vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera
manifestaba un conjunto de tensiones creativas, que hoy se hacen
presente en la coyuntura nacional: primero; la disyuntiva de
afianzarse en el núcleo duro, que parece ser el del 14 de abril o la
necesidad de expandirse a otras clases sociales, solo a través de la
cual es posible construir hegemonía. Esto permite suponer que con el
50% de los votos es imposible hacerlo y requiere por tanto una acción
que permita sin ceder a los principios revolucionarios ampliar el
campo de acción. En segundo lugar; el dilema en el que se requiere
el Estado como monopolio para tomar las decisiones necesarias y por
otro lado se encuentran los movimientos sociales ejerciendo presión
para formar parte en la toma de decisiones políticas, allí el
concepto de Gramsci del Estado Integral, o el innovador Estado
Comunale de la Revolución Bolivariana, debe marcar el horizonte
necesario para la transformación.
Cuando el Comandante Chávez realizó el último Consejo de Ministros
anunció el Golpe de Timón, como una intención de virar a la
izquierda sin medias tintas, para ir superando aceleradamente las
contradicciones presentes en las acciones del Gobierno. En ese
sentido, el Gobierno de Calle que está realizando el Presidente
Nicolás Maduro es un importante esfuerzo que pretende reconocer la
realidad inmediata local para proporcionar soluciones, sin embargo,
esto no es suficiente si no se tiene la calle en el gobierno, el
pueblo gobernando.
El Gobierno de Calle se plantea el concepto de eficiencia como eje
transversal de su accionar, pero esta para que tenga sentido en el
marco de la construcción del socialismo debe ser revolucionaria, la
cual debe estar acompañada por tres aspectos complementarios: (01)
el acompañamiento ideológico en cada acción política, como la
forma de ir generando transformaciones de conciencia, bajo la lógica
de Mészáros del injerto socialista, como aquella estrategia del
punto y círculo plasmado por Chávez, (02) la organización social
que permita acompañar las políticas públicas, evitando la
burocratización de los espacios comunitarios y sociales, que
terminan por descomponer cualquier intento de profundización del
socialismo, y (03) la construcción colectiva en la que como dice
Luis Bonilla Molina recordando a Chávez, todos somos necesarios.
El eje central del asunto, es la Organización Social, y para ello
cinco (05) consideraciones son necesarias:
- Ética Política Revolucionaria: la cual requiere la reconstrucción de la imagen de la izquierda, desvinculándola de la ineficiencia, la corrupción y demás males heredados del puntofijismo que hoy siguen presentes en la acción política.
- El Partido: que pareciera haber perdido la legitimidad de base, y para ello resulta necesario iniciar un proceso constituyente que reconozca los liderazgos comunitarios, para que en lo pequeño exista una presencia coherente de la dirección política, e iniciar una recomposición de los cuadros revolucionarios.
- El sectarismo es un error: no hay siete millones de burgueses, y considerando que hemos perdido parcialmente el núcleo duro de la revolución, una política coherente debe llamar al diálogo a los ciudadanos.
- La Política Comunicacional: debe superar los espacios tradicionales de comunicación, y estos deben dedicarse a la acción reflexiva acompañando al pueblo en su acción permanente.
- La Economía: sigue siendo una tarea pendiente de la Revolución Bolivariana, considerando que los conceptos del socialismo rentístico de Víctor Álvarez, que nos han permitido ir subsanando la deuda social, no son suficientes, y por ello se requiere estimular el aparato productivo, sin perder los principios, ya que cualquier error en la política económica terminará afectando a los sectores más vulnerables (D y E).
De
no considerar que la situación en la que estamos, es una crisis
orgánica, en el sentido expresado por Gramsci, el peligro no es solo
que la Oposición vuelva al Poder, puesto que con la inversión
social solo posible en la Revolución Bolivariana, haría
insostenible un Gobierno de derecha, sino que en consecuencia pondría
en peligro la paz.
En
resumen, el ¿Qué hacer? pasa
por reconocer la situación actual, entender que es necesario una
construcción colectiva, reviviendo el proceso constituyente con el
que nació el Gobierno de Chávez en el sentido de entender que la
revolución es permanente pues el imperio nunca descansa, y que es
necesario para hacer irreversible el proceso construir hegemonía.
Cuando
el Comandante Chávez nos dijo Unidad, Lucha, Batalla y Victoria, la
misma debe ser capaz de comprenderse en su amplitud; La Unidad,
orgánica no coyuntural a la que siempre nos llevan las crisis, Lucha
por el socialismo, Batalla
contra la derecha, el imperio, y los fantasmas de la IV República y
Victoria por el sueño
de Chávez.
Unidad,
Lucha, Batalla y Victoria. Hugo Chávez