Datos Personales

Nelson Ortega. Venezuela. Rubio, Estado Táchira. (1983), Ingeniero en Informática (Universidad del Táchira UNET), Diplomado en Innovación Tecnológica (Universidad de Oviedo, España). Magíster en Planificación Global (UPEL-IPRGR). Fue Analista de la sala situacional del Ministerio de Industrias Básicas y Minería 2.006, Coordinador de Sistemas del Centro Internacional Miranda 2.007. Profesor - Asesor de Misión Sucre y Universidad Bolivariana de Venezuela. Coordinador General de la Academia de Software Libre. Miembro del Frente Bolivariano de Investigadores, Innovadores y Trabajadores de la Ciencia. Miembro del Centro Nacional de Investigaciones Educativas. Miembro del colectivo del Sistema de Formación Socialista Simón Rodríguez, Miembro de la Plataforma Política Patria Socialista. Gerente de Informática de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología del Estado Táchira (Fundacite-Táchira) 2.007-2.012. Fue Coordinador de la Sala Situacional del Registro de la Gran Misión Vivienda Venezuela en el Estado Táchira (Julio - Agosto de 2011). Investigador de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES) (Julio - Diciembre, 2012). Coautor del Libro El delito homicidio en el Estado Táchira entre 1982 y 2012 (Forero y Ortega, 2013). Autor de la Investigación Modelo de Planificación para Promover la Seguridad Ciudadana en la Comunidades vinculadas al Centro de Formación UNES Táchira. Actualmente es Jefe de Estadística de la Dirección de Planificación y Desarrollo de la Gobernación del Estado Táchira, Coordinador de los Comité Estadísticos Estadales, Coordinador de la Revista de los Comité Estadísticos Estadales, Encargado de la Ofensiva Económica en el Estado Táchira, Secretario de la Comisión Estadal para la Lucha contra el Contrabando.

correo: nortega16232@gmail.com

martes, 23 de octubre de 2012

El Táchira: Un estado contra tendencias


 Luego de pasadas las elecciones del 07 de octubre, vemos como la revolución Bolivariana ha consolidado democráticamente su continuidad, afirmando ser mayoría en 22 de las 24 entidades del país. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió a escala nacional, inclusive en el estado Mérida donde la oposición logró una victoria, el Táchira se convirtió en el único espacio geográfico donde las fuerzas contra-revolucionarias de manera alarmante se consolidaron, alcanzando el 56,23% de los votos de la entidad, cuando a nivel nacional el Presidente Chávez alcanzó el 55,13%.

Ahora, revisemos algunos de los factores que pudieron haber influido en la obtención de estos resultados. En primer lugar, veamos el sector empleo, cuando a nivel nacional las cifras alcanzan un 59% de formalidad, el estado Táchira apenas llega el 45%, según las últimas cifras presentadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), manteniéndose así desde 2004.

Hay que recordar, que la última victoria contundente por parte de la revolución se obtuvo justamente en el año 2004, cuando en las regionales se alcanzó el 57,47% de los votos, donde se perdieron 05 alcaldías, mientras que el capitán Ronald Blanco Lacruz, perdió en apenas 03 municipios, con una abstención del 48,49%.

Esto demuestra significativamente, que a partir de esta elección la revolución, parece haber generado cierto grado de estancamiento en el desarrollo de las políticas públicas, o descontento que además activó el voto opositor por cuanto en los comicios del 2008 ya la abstención rondaba el 31,55%.

Otro elemento a considerar, nos refiere a la situación de la frontera Colombo-Venezolana, y en ello los fenómenos que se configuran en cuanto a contrabando de alimentos, insumos para la construcción de viviendas y combustible, e inseguridad principalmente proveniente de los hechos generados a raíz de las situaciones presentes en Colombia. También a los conflictos diplomáticos entre ambos países.

En cuanto al problema referido a la inseguridad, destaca que ante una tasa de homicidios de 50 por cada 100 mil habitantes en la entidad, el 69% de los mismos tienen como móvil el sicariato, una actividad que no ha sido propia de la nación, sino que se deriva fundamentalmente del conflicto colombiano.

Por otra parte, destaca pese a los esfuerzos realizados para incrementar la producción agrícola, la ausencia de una política integral que ha inhibido la capacidad potencial de este sector, que requiere una acción institucional agresiva que permita compaginar los esfuerzos que desde el ejecutivo y las fuerzas productivas del estado se vienen realizando, involucrando las Fábricas y Empresas Socialistas al servicio de la producción del Táchira.

La gestión pública local, viene siendo un factor fundamental, ya que en el caso particular del Táchira, son los que han permitido evaluar la acción revolucionaria. Recientemente los resultados de las elecciones presidenciales permiten corroborar esta afirmación.

Para recuperar el Táchira, resulta necesario abogar en un primer término por una gestión pública al servicio del pueblo, que no ha sido lo ocurrido con el gobierno opositor. Ahora el término de eficiencia es la más pertinente, pero no cualquiera, sino la eficiencia revolucionaria, de forma tal que permita generar una acción institucional transfiriendo competencias a las bases populares.

... de nada sirve decretar constitucionalmente el poder en manos del pueblo si, al mismo tiempo, dicho poder no lo ejerce cotidianamente el pueblo organizado.” Miguel Ángel Pérez Pirela (Del Estado Posible. Crónicas de una revolución)

lunes, 15 de octubre de 2012

8.136.964 Votantes exigimos respeto


La victoria del 07 de octubre marca un nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana, por un lado reafirma la condición democrática del socialismo que proponemos, y por otro nos indica que justamente un sistema socialista es la propuesta por la que los ciudadanos y las ciudadanas votaron.

Es que efectivamente lo que estaba en disputa se vislumbraba entre las presentaciones de dos modelos políticos en pugna, ante un país polarizado, pero que mayoritariamente y de manera contundente abogó por el socialismo Bolivariano del siglo XXI, por la integración de los pueblos de nuestra América, por la soberanía e independencia nacional, y por la capacidad de forjar nuestro propio destino.

De tal manera, que cualquier discurso de conciliación nacional, debe ir en la dirección de poner muy en claro que el proyecto país no se negocia, y que ahora los más de ocho millones que votamos por la continuidad y profundización de la revolución, exigimos un respeto, que consecuentemente ha sido difamado, maltratado y ofendido, por los emporios comunicacionales y la partidocracia de la derecha nacional. Ahora somos nosotros, quienes exigimos a estos poderes fácticos, que se respete la dignidad de la clase humilde, trabajadora, intelectual y académica, que acompaña una propuesta que pretende generar mayor justicia social.

En lo que concuerdo completamente, es que una gran victoria como la del pasado 7-O conlleva una gran responsabilidad, y eso implica respeto por las minorías, una minoría que hoy es representada por la oposición venezolana. Me atrevo a decir, que nunca antes en la historia política nacional, los sectores adversos al gobierno fueron tratados con tanto respeto, a tal punto que la pérdida de sus elecciones ahora, como lo fuera del poder en 1.998, no implicó una cacería de brujas. Lamentablemente no habría pasado lo mismo con la izquierda y así lo demostraron los sucesos de abril de 2002, si la derecha hubiese retornado al poder.

Pero además, para que esta oposición sea consecuente con sus exigencias, debe ser capaz de reconocer y respetar a sus adversarios, en las zonas del país donde son gobierno. Vale la pena recordar que dentro de las primeras acciones del Gobierno Regional del Táchira perteneciente a la derecha, tuvo como política aplastar las minorías de la entidad en acciones tales como: cierre de 16 infocentros que beneficiaban a la colectividad, despido injustificado de casi mil trabajadores, y cobros excesivos a personas de bajos recursos que habían obtenido una vivienda con interés social.

Toda esta configuración supone, que cualquier proceso de unidad nacional, pasa por reconocer que la composición de fuerzas está representada en su mayoría por quienes pretenden profundizar la revolución y no como un país dividido en partes iguales, tal como pretenden hacerlo ver algunos analistas de la oposición. Si bien es cierto debemos ser más críticos, más eficientes, más entregados para esta nueva etapa, debe quedar bien claro que el socialismo no se negocia.

Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad”. Simón Bolívar