Las circunstancias políticas actuales nos obligan a
asumir posiciones en el marco del deseo colectivo de profundizar las
transformaciones necesarias para seguir construyendo el Proyecto Bolivariano, a
partir de un imaginario emergente que resulta de la propuesta esperanzadora proveniente
del tránsito estrepitoso de las luchas sociales que desencadenaron hechos
convulsos, y que propiciaron la llegada de una Revolución que contó con un
líder fundamental capaz de comprender buena parte de los sueños del pueblo
venezolano. Eso exige máximos
compromisos que nos alejen de las actitudes desesperanzadoras, que permitan
además repensar el ideario planteado desde la claridad del horizonte
estratégico superando viejos paradigmas asumidos conceptualmente en el que como
para Weber (1864-1920) la política es el arte de lo posible.
Implica todo esto revisar los hechos que han
condicionado el nuevo escenario político nacional e internacional, con la
ausencia irremplazable del Comandante Chávez y en ello la necesidad de una
crítica al sistema capitalista así como de la autocrítica de los errores
asumidos en corresponsabilidad por la Revolución Bolivariana, los cuales deben
ser pilares fundamentales para generar el re-enamoramiento con los sectores
populares, aquellos mismos que siempre han sido el alma del actual proceso.
Se abren entonces por las distintas fuerzas
políticas que apoyan la Revolución Congresos y Conferencias para analizar el
devenir del futuro Nacional, así mismo se celebran reuniones del Gran Polo
Patriótico como PPT, CRBZ o Redes que se suman al esfuerzo por repensar la
política, o como lo planteado los próximos días por Marea Socialista, que bajo
un esfuerzo importante con presencia de movimientos sociales del país asume
desde la lealtad comprometida con el proyecto socialista un gran debate sobre
la base de la crítica propositiva, que permita generar insumos al Congreso del
PSUV, este último con un gran impacto por su volumen electoral que le exige
mayor compromiso, con problemas de fondo muy relacionados con las formas como
se han abordado recientes hechos, la modalidad de elección de sus delegados, o
por la necesidad urgente de ampliar el debate de la militancia.
Todos estos focos de discusión que se abren deben
conducir necesariamente a reafirmar el rumbo socialista propuesto desde hace ya
una década, cuestionando los reformismos que bajo la excusa de la realpolitik pretenden incrustar como
virus en el sueño Bolivariano.
Es así como el tema económico no puede pasar
desapercibido, es decir que la discusión pasa por definir el modelo nacional,
considerando variables fundamentales como el mantenimiento de la política
soberana sobre el control de la renta petrolera, la redistribución de la
riqueza priorizando lo social, así como corregir los entuertos de la
ineficiencia en el gasto, la captación de la Burguesía Parasitaria sobre los
recursos soberanos, y aunar mayores esfuerzos por generar una política en el
área que propicie nuevas relaciones sociales de producción. Implica también replantear el conjunto de
medidas económicas adoptadas durante el último año, tales como la
flexibilización en el control cambiario, reducción de subsidios y apoyo a la
Burguesía Nacional e Internacional, con la cual debemos evaluar cuáles han sido
los resultados concretos de las mismas, y cómo se ha traducido en beneficios
para el pueblo, porque lo cierto es que ellas lejos de solucionar la grave
crisis han terminado por empeorar los síntomas reflejados.
Otro aspecto fundamental para el debate debe
desarrollarse sobre la participación del pueblo en la toma de decisiones, ya
que no se pueden generar políticas públicas que impacten sobre el quehacer
cotidiano de los ciudadanos y ciudadanas, sin que democráticamente se hayan
previsto las condiciones para abordarlos integralmente, asumiendo el poder obedencial como signo distintivo
de un Gobierno Revolucionario.
Recientemente el Presidente Maduro ha abordado el
tema de la reestructuración del Estado, y con ello debemos ser muy cuidadosos,
pues de lo que se trata como lo hemos dicho en párrafos anteriores no es de
reformismo sino de transformación, y por tal razón debemos pensar entonces en
las condiciones fundamentales para la creación de un Estado Comunal. Teniendo claro este objetivo, resulta
necesario en el marco del debate trazar la ruta para la consolidación del
socialismo.
Se asume en consecuencia que la crítica y la
autocrítica desde la lealtad; eso sí al Proyecto Político Bolivariano y
Socialista, capaz de crear nuevos paradigmas y hacer de la política como diría
mi amiga Marta Harnecker (1937- ) el
arte de hacer posible lo imposible.
“La autocrítica es para rectificar, no para seguirla
haciendo en el vacío, o lanzándola como al vacío (...) Donde salga la
autocrítica, no le tengamos miedo a la crítica, ni a la autocrítica. Eso nos
alimenta, nos hace falta (...) Triste es que nos quedemos callados, para que no
me llamen piedrero” (Hugo Chávez, 2012).
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