Era septiembre del año 2005 cuando me topé en las
oficinas del Palacio de Miraflores, con una mujer cercana a los setenta años,
llena de energía ocupada permanentemente con un computador escribiendo y formulando
planteamientos para profundizar en la construcción de movimientos populares
organizados, sin saber quién era conversé unos minutos con ella para ayudarle a
resolver unos asuntos técnicos informáticos.
Era nada más y nada menos que Marta Harnecker, y aun en mi escasa
formación política me regaló uno de sus textos “La Izquierda en el umbral del
Siglo XXI, Haciendo Posible lo Imposible”, me sugirió que leyera el capítulo
referido a la revolución tecnológica, donde citaba a Manuel Castells, Carlota Pérez,
Alvin Toffler, entre otros; sin embargo mi curiosidad lectora me hizo devorarme
no solo ese apartado sino la totalidad del libro.
Fue tal momento un punto de inflexión, con Marta
recorrí Barrios, experiencias y pude verificar de primera mano, como todo lo
que tocaba como por arte de magia lo transformaba, su creencia en los de abajo
y su compromiso inagotable por la construcción del Poder Popular estimulaban mi
espíritu que cada día se enamoraba más de la Revolución Bolivariana.
A mis manos llegó un libro denominado “Herramientas
para la Participación”, en coautoría con Luis Bonilla-Molina y Haiman El
Troudi, y me preguntaba cómo aspectos tan esenciales y lógicos habían pasado
desapercibidos por mi vida, inició a partir de allí un recorrido teórico y
práctico que cambiaría mi destino, alejándome de los tecnicismos aprendidos en
el ciclo Universitario y adentrándome en la construcción de las luchas
justicieras.
Con Marta compartimos también en el Centro Internacional
Miranda, un espacio en el que ella ha tenido mucho que ver para la formación,
debate y construcción de nueva teoría revolucionaria – esa de lo que hoy solo
unos pocos le han dedicado tiempo – el mismo espacio que le dedicó un sentido
homenaje denominado “Marta Harnecker un Tesoro Internacional”.
No es poca cosa hablar de Marta Harnecker;
estudiosa, comprometida, fehaciente creyente de los poderes creadores del
pueblo, avasallante en su ritmo de trabajo, difícilmente alguien pueda de
aguantar tales ritmos, apenas uno puede terminar de leer sus más recientes
textos o ensayos y enseguida el correo electrónico parece tener nuevas entradas
con ideas y producciones intelectuales o inquietudes, los cuales es imposible
obviar por la calidad y la pertinencia del momento. No ha dejado que la tecnología la arrope,
siempre un paso adelante para mejorar la eficiencia de su acción social y
producción intelectual, podía montarse tranquilamente en el metro de Caracas
pese al prestigio que tenía al ser una de las Asesoras del Presidente Chávez.
Marta ha sido, es y será una escuela de formación
para la construcción del Socialismo, sus más de 80 Libros son una demostración
de ello, su aplicabilidad en la acción concreta han servido para muchos, como
es el caso del Estado Táchira para la elaboración del Plan de Desarrollo
Estadal, utilizando textos como los de “Planificación Participativa” y
“Transfiriendo el Poder a la Gente”. Aún no he llegado ni a una cuarta parte de
la lectura de sus publicaciones, pero ellas han sido suficientes para conocer
lo más profundo de su pensamiento y obra. Me digna hoy en día su amistad, lamenté
no poder estar en el recibimiento de su Premio El Libertador al Pensamiento
Crítico, razones de peso para encontrar un pasaje, que producto de la
redistribución de la riqueza en la Revolución Bolivariana hace que cada vez más
Venezolanos disfruten de sus vacaciones recorriendo el país, sin embargo
considero que era una de las deudas pendientes que tenía el Proyecto Político
Bolivariano con quien ha dado tanto por la construcción de la Patria Grande.
Dicen muchos que han tenido un Padre Político, me correspondió a mí una
Madre. Hasta la victoria siempre,
Querida Amiga Merecido Homenaje.
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