Se inicia un nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana, a la par de
fuertes cambios en lo coyuntural e histórico con la situación de
salud del Presidente Chávez, y en lo político, con los nuevos retos
que afrontamos desde la perspectiva de la consecución del sueño
esperanzador de consolidar una patria socialista al servicio de los
más humildes y en paz.
Un año muy movido ha sido este 2013, y lo cierto es que luego de la
victoria del 07 de octubre y la obtención de 20 Gobernaciones el 16
de diciembre, las fuerzas revolucionarias parecen más solidas y
unidas que nunca, pese a las dificultades que se pudieran presentar
en la ruta por alcanzar los objetivos planteados.
Podemos resumir los acontecimientos presentados a partir del anuncio
del líder de la revolución sobre su recaída, en primer lugar a la
motivación del pueblo revolucionario para marcar la pauta victoriosa
del 16D en Gobernaciones que parecían imposibles de acceder, como es
el caso del Táchira que se había consolidado en las Presidenciales
como el Estado más opositor del país, esto sin que ello haya
implicado siquiera una reflexión autocrítica de las fuerzas de la
derecha, por lo que sin duda la soberbia seguirá siendo una
característica inexcusable que no genera un mea culpa en la
oposición nacional.
Luego vale la pena recordar los duros momentos que el pueblo de amor,
que no es más que el pueblo venezolano vivió a finales de diciembre
cuando llorábamos el sufrimiento de Chávez, porque lo que no han
terminado de entender unos pocos es que Chávez ya no es el, sino que
somos millones que aupamos el proyecto político Bolivariano
emancipador.
Esto nos llevó luego a la gran victoria del 10 de Enero cuando el
pueblo se juramentó ante la presencia de líderes latinoamericanos,
que demostraron más allá del simbolismo, que el sueño de la patria
grande de Bolívar estaba más vivo que nunca, ante una oposición
que no solo demostró su incoherencia política, sino su propia falta
de unidad al presentar posiciones divergentes y antagónicas al
respecto de la toma de posesión presidencial. Sin duda un hecho al
que nos llevan las propias contradicciones de los formalismos
democráticos burgueses, que por cierto hemos asumido y del cual
hemos salido victoriosos durante más de 14 años.
La ruta victoriosa siguió su camino el 23 de enero cuando nuestras
fuerzas revolucionarias tomaron Caracas para demostrar una fuerza que
cada vez se consolida más y se hace un pueblo, y que obligó a la
oposición a encerrarse en un gimnasio, porque ya hasta su capacidad
de convocatoria han perdido. El 4 de febrero se reafirmó lo que nos
hace más fuertes: la unión cívico – militar.
Sin duda el camino está trazado, porque con la continuidad del
gobierno Bolivariano se garantiza una política social mucho más
justa, que pese a las dificultades sepa llevar la patria hacia el
camino más idóneo para hacer irreversible este proyecto político.
Y se habla de caminos por cuanto uno de los grandes logros de la
Revolución ha sido aglutinar las distintas corrientes de pensamiento
de la izquierda, en un movimiento consciente capaz de reflexionar,
sobre la lógica dialéctica de la unidad consciente.
"Formémonos una patria a toda costa y todo lo demás será
tolerable."
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